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El Retorno de Sócrates: las buenas preguntas son más importantes que nunca

Artículo de Juan Carlos Cubeiro, experto en management, liderazgo y transformación del talento.

¡Qué curioso es esto del Liderazgo! Más necesario que nunca, porque lo echamos a faltar en demasía. Se da la circunstancia de que l@s mejores líderes, en nuestras empresas y en nuestra sociedad, son humildes y siguen aprendiendo y mejorando continuamente, en tanto que los directivos mediocres, quienes usan el poder formal por encima de la autoridad formal, es decir, la credibilidad y la autenticidad, se conforman con emplear el leguaje “moderno” del management pero con conductas poco coherentes. Desgraciadamente, la proporción entre unos y otros es de 4 a 1… a favor de la baja calidad directiva.

Últimamente, la Filosofía ha venido al rescate de la buena Gestión y el auténtico Liderazgo, Nos proponen “hacernos estoicos” en términos de resiliencia, de determinación, de valores vividos, de aceptación (que no de resignación). Nos ayuda, ante la escasez de talento que sufren nuestras organizaciones, hacer de líderes-coaches, como Aristóteles con Alehandro Magno. Esto es, detectar el potencial de nuestros colaboradores, hacerles crecer, confiar en ell@s tanto o más que ell@s siguiendo el idealismo platónico, manejar los grandes conceptos de la Verdad (no vale todo), de la Bondad (humanidad, empatía, compasión) y de la Belleza (elegancia, diseño, experiencia de cliente).

Con la inteligencia artificial, tan en boga, que conlleva el Humanismo Digital, vuelve a “ponerse de moda” el tercer filósofo de la triada griega: Sócrates, el maestro de Platón. Y con él la mayéutica, formular buenas preguntas. Porque sin buenas preguntas la IA no puede darnos buenas respuestas. En términos anglosajones, GIGO (siglas en inglés de “Basura que entra, basura que sale”).

Preguntas abiertas (las que empiezan por qué, qué, quién, cómo, dónde, cuándo… los “humildes servidores que me enseñaron lo que sé”, como escribió Rudyard Kipling), para no caer en la trampa de la “deseabilidad social”, de lo políticamente correcto, cuando se contesta simplemente “Sí” o “No”. Preguntas que nos hacen pensar, que afinan nuestro Pensamiento Crítico. Preguntas que fomentan la reflexión para la acción. Preguntas que pueden cqambiarnos la vida porque activan nuestra consciencia.

Como coach ejecutivo desde hace más de un cuarto de siglo, distingo a l@s mejores directiv@s por las preguntas que formulan. Son signo de empatía, de curiosidad que rejuvenece, de inteligencia práctica. De criterio, en definitiva. Cuanto más se desarrolle la tecnología a nuestro alrededor, más necesitamos ser “socrátic@s” en nuestro modo de proceder.

¿Esto se entrena? Por supuesto que sí.