Artículo de Juan Carlos Cubeiro, experto en management, liderazgo y transformación del talento.
Si me preguntaras quién es la persona que más sabe de talento en el mundo, te contestaría que la Dra. Carol S. Dweck (1946), profesora de la Universidad de Stanford desde hace 20 años. Si me permites la broma estival, si la cuestión fuera sobre el talento en la comunidad de habla hispana, citaría a Groucho Marx: “Mi humildad me impide contestar a esta pregunta”.
Carol Dweck ha pasado a la Historia de la gestión empresarial, del management, por su concepto de “mindset” (mentalidad), título de su libro de 2006. El talento es cuestión de mentalidad. La mayoría de las personas tiene una mentalidad fija: se tiene o no se tiene, como un don innato. Los ganadores (en los negocios como en la vida) tienen una mentalidad de crecimiento: no es lo que valen sino lo que “van valiendo”. En términos de optimismo y pesimismo, no es que el vaso esté medio lleno o medio vacío, sino si se va llenando o vaciando.
Las implicaciones de una mentalidad u otra en términos de esfuerzo, de productividad y de resultados son evidentes. Desde la mentalidad fija, vemos problemas en un mundo caótico; desde la de desarrollo y aprendizaje, nos enfrentamos a retos que nos inspiran para ser mejores. Nada que ver.
Nuestro diccionario define “mentalidad” como la configuración mental de una persona. La mente es un constructo, un concepto, que agrupa las operaciones conscientes e inconscientes que se realizan en nuestro cerebro (y probablemente en nuestro abdomen, que posee el doble de terminaciones nerviosas que la cabeza).
El problema es que el 80% de los humanos actuamos desde la mentalidad fija y creemos hacerlo desde la de desarrollo. ¿Reconocemos frecuentemente el esfuerzo de los demás o sólo el resultado? ¿Entrenamos lo suficiente o vamos a salto de mata? ¿Somos ejemplo de superación?
“Siembra un pensamiento y cosecharas un acto. Siembra un acto y cosecharas un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter. Siembra un carácter y desecharás un destino”, frase que se le atribuye a Charles Reade, novelista decimonónico muy crítico con lo cruel de la Revolución Industrial. Mentalidad ganadora: primero en la mente (tratémonos bien) y luego en la vida. Muy feliz verano.