Artículo de Juan Carlos Cubeiro, experto en management, liderazgo y transformación del talento.Consideró a Jose Antonio Marina el mayor y mejor pensador de habla hispana en nuestros días. Acaba de publicar el libro “Historia Universal de las Soluciones” en el que, en esta época de inquietud y polarización, se lanza en busca del talento político. No se trata de partidos ni de ideología, sino de reivindicar la política como Felicidad Pública. Porque hablamos mucho de la felicidad individual y poco de la colectiva.Para avanzar en la cuestión, Marina ha creado la Academia del Talento Político. Y en su último post, concreta el talento de los gobernantes en dos metacompetencias: la capacidad de encontrar las soluciones correctas y la capacidad de implantarlas adecuadamente.Talento resolutivo y talento ejecutivo. ¿Qué implicaciones tiene esto en nuestras empresas y responsabilidades? En primer lugar, más allá de las mal llamadas “habilidades blandas”, que no son otra cosa que cualidades sociales, hemos de reivindicar y capacidad las cualidades cognitivas, para pensar con claridad y determinación: el pensamiento analítico, el pensamiento conceptual o intuición, el pensamiento creativo (que parte de la curiosidad) y el pensamiento sanamente crítico. Dime cómo piensas y te diré hasta dónde puedes llegar. La buena noticia es que el criterio se puede -se debe- desarrollar, desde la reflexión y el entrenamiento. A mayor incertidumbre, mayor necesidad de marcar una estrategia que la reduzca internamente. Parafraseando al autor de Alicia en el país de las maravillas, si no sabemos dónde vamos ningún camino nos llevará allí. La implantación es el 90% de la estrategia, en una organización que cuente con un equipo de dirección (no hay líder sin equipo ni equipo sin líder), una cultura de proyectos ilusionantes (la cultura se merienda a la estrategia, como decía Peter Drucker) y unas métricas adecuadas (OKR), porque lo que no se mide no se consigue y lo que no se evalúa se devalúa. Aviso a navegantes: la diferencia está en los buenos gobernantes, gestores impecables y auténticos líderes, capaces y comprometidos en atraer y fidelizar talento, en hacerlo crecer, en fomentar su compromiso. Pasemos de los qués, puro sentido común, a los cómos, hábitos que no suelen ser práctica común. De nosotr@s depende.
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